jueves, 15 de octubre de 2015

Etiopía IV

Hoy quiero acabar de contaros mi viaje a Etiopía con un post sobre el South Omo Valley, la zona más visitada cuando quieres conocer algunas de las muchas tribus que pueblan el país, ya que hay menos conflictos tribales que en otras zonas, como Gambella.

Lo habitual es contratar un viaje desde Addis con alguna agencia local. Estos viajes normalmente incluyen conductor, 4x4 con gasolina, alojamientos, el guía que hay que contratar obligatoriamente en cada tribu y la entrada a los poblados. Las comidas y las propinas que hay que dar a la gente si quieres sacar fotos corren de tu cuenta. Si decidís hacerlo, haced todas las preguntas necesarias para aclarar bien qué se incluye y que no, los alojamientos en los que os vais a quedar y el itinerario, pero tened en cuenta que se trata de una zona donde las distancias se hacen eternas y conviene adaptar los itinerarios a los días de mercado, así que, una vez en el sur, hay que ser flexible.

Como siempre, el tiempo corría en nuestra contra, así que en lugar de emplear un día de camino entre Addis y Arba Minch (más otro de vuelta), cogimos un avión para empezar nuestro viaje directamente desde Arba Minch, aunque nos perdiésemos alguna cosa por el camino.

Esto ya se parece más a lo que todos imaginamos cuando nos hablan de África



NUESTRA AGENCIA: Contratamos el tour con Ethio Travel and Tours. La verdad es que por e-mail nos respondían rápido, y tienen unos precios muy competitivos. Por otro lado, cuando fuimos a la oficina de Addis a cerrar los detalles y pagar constatamos que estaban bastante desorganizados, no tenían el itinerario preparado y tardaban un montón en hacer cualquier papel, además nos dijeron que nos mandaban un coche para recogernos en el aeropuerto y este nunca llegó. No sé si las demás agencias funcionan mejor ya que hablamos de Etiopía, pero, desde luego, no esperéis estándares europeos. 
No obstante, repetiríamos con ellos siempre y cuando nos garantizasen que nuestro conductor-guía fuese Biruk. 

Cuando llegamos a Arba Minch nos recibió una agente de viajes que resultó ser muy poco profesional, afortunadamente sólo pasamos con ella el primer y el último día que estuvimos en el sur. Personalmente no tuvimos problemas con ella, pero compartíamos viaje con dos chicas israelís y con ellas chocó frontalmente. Reconozco que las muchachas podían ser un poco caprichosas y cargantes, pero ella sólo pasó un día con ellas (eso lo aguanta cualquiera) y cuando se quejaron por no se qué su reacción fue de niña de instituto, primero se gritaron y luego dejó de hablarles (literalmente, ni las saludaba, tuvieron que llamar a las oficinas de Addis para enterarse de la hora a la que salía su vuelo de vuelta porque ella se fue sin decírselo), mientras, fingía ser nuestra mejor amiga para darles en los morros y las criticaba delante de nosotros. Todo muy pueril.

Sin embargo Biruk hizo que nuestro viaje fuese estupendo. Es un guía (oficialmente sólo es conductor, pero sin duda era mucho más que eso) que conoce perfectamente bien el terreno, y no me refiero sólo a los caminos, también las tribus, personas, dialectos, culturas y costumbres. Habla muy bien inglés y es una persona muy culta. Muchas de nuestras conversaciones con etíopes eran mas bien una lucha constante con un inglés muy rudimentario y no pasaban de comparar si llovía más en Etiopía o en España, así que hablar con una persona que realmente nos daba información profunda sobre el país, su funcionamiento, su cultura o su situación política, social y económica fue una gozada. Además, había viajado por Sudán, Eritrea o Somalia, con lo que sus historias nos enganchaban durante horas. 

Todo lo que aprendimos de algunas tribus fue gracias a él, ya que, aunque es obligatorio contratar un guía local, estos a menudo apenas hablan inglés y ni tú te enteras de sus explicaciones ni ellos de tus preguntas.

Además, nos cuidaba. No me refiero sólo a que se preocupaba de buscarnos los mejores sitios para comer ( o los mas baratos si era eso lo que queríamos) , si no que un día que yo estuve realmente mala de la tripa no se separó de mí ni un momento, me buscó un "servicio" cada vez que lo necesité, se preocupaba de que bebiese constantemente para que no me deshidratase y se pasó el resto de días preguntándome qué tal seguía. Además, le dijimos que íbamos a ir a Merkato en Addis para comprar recuerdos y, como no es el sitio más seguro de la ciudad, se ofreció a acompañarnos !!!en su día libre!!!. Al final lo veíamos mas como nuestro amigo que como un guía. 

Si vais a Etiopía y necesitáis un conductor no dudéis en pedirme su contacto, !realmente es una apuesta segura!.

IMPRESIÓN GENERAL: Dudamos mucho sobre si ir o no a visitar tribus, ya que habíamos leído opiniones muy diversas: "zoo humano" "circo para turistas" "una experiencia inolvidable" "la verdadera África ancestral"...

La verdad es que la visita tiene muchas cosas negativas. Por un lado todos los turistas visitan los mismos poblados (que cobran una entrada y que viven, en gran medida, del turismo), eso hace que os poblados que se visitan no sean tan "auténticos". Pero ¿hay otra opción? ¿realmente queremos visitar poblados aislados?. Si vas a un poblado no frecuentado por turistas lo vas a encontrar vacío: la gente está en el campo cultivando o cuidando el ganado. Y, normalmente no les vas a encontrar con las pinturas típicas o sus mejores galas( tampoco con vaqueros, ojo, no es como las reservas indias de USA), que se ponen para posar para las fotos, pero, ¿no es eso acaso lo que queremos?.

Hay quien dice que se disfrazan para los turistas. Yo no estoy de acuerdo. Como he dicho, se ponen sus "mejores galas". Por ejemplo, las mujeres Mursi se ponen los discos en los labios para posar en las fotos, no están con ellos todo el día, pero si en ocasiones señaladas, es decir, no lo hacen sólo para los turistas. Y ellos a lo mejor se hacen pinturas más elaboradas, pero cuando vas a un mercado o te cruzas a unos pastores en un camino ves que realmente usan ese tipo de ropa y de adornos.

Lo que si me resultó muy violento es el acoso por las fotos. Con la entrada a cada tribu puedes tomar fotos generales, pero para los retratos tienes que dar una propina al modelo. Eso hace que tengas continuamente una nube de gente rodeándote y pidiéndote que les hagas fotos, es un acoso total que realmente te hace sentir incomodo. Por cierto, si odiáis el contacto humano lo lleváis claro, culturalmente está perfectamente aceptado, así que los niños os agarraran de la mano, y todo el mundo os tocará...a mi una señora me tocó los pechos sin ningún reparo, supongo que quería valorar mi capacidad reproductiva, es normal y a mi me da igual, pero entiendo que haya quien se sienta violento.

Además, cuando fotografías a alguien siempre posa, así que es difícil sacar una foto natural y relajada, eso si, han desarrollado todo tipo de trucos para resultarte fotogénicos: las mamás con los bebés a cuestas, los niños saben poner caritas tiernas y más de una vez hice una foto y luego pensé "seguro que se ha puesto a cocinar sólo para que yo la viese". 
Con el tema de las fotos pasa como con la mendicidad, sobre todo con los niños...si les pagas para fotografiarlos, ¿no es casi como promover el trabajo infantil? ¿el hecho de que estos niños no van al cole y que su opción alternativa es ir a pastorear vacas más grandes que ellos cambia las cosas?. Reconozco que aquí fuimos un poco laxos, aunque a los niños intentamos hacerles fotos sólo de lejos o a aquellos que no nos pedían dinero, más de una vez pecamos de turistas, aunque con límites. Por ejemplo, los niños Mursi posan con AK-47...!!!!ni de coña voy a darle una propina a un niño por hacerle una foto con un arma!!!!.

Otra cosa que no me gustó es la cuestión que ya os he comentado: hay que pagar entrada al poblado Y guía oficial, no obstante, la mayoría de estos guías son muy, muy malos. Ya que te obligan a contratarlos, quizás deberían proporcionarles una formación más sólida.

En definitiva, la visita tiene cosas muy negativas y varias veces me pregunté si el impacto del turismo sobre su forma de vida y su desarrollo económico era positivo o negativo o se me ocurrieron cosas que se podrían cambiar fácilmente para mejorar la experiencia para ambas partes, pero aún así me gustó e impactó (y a veces horrorizó, no voy a pecar de relativismo cultural) conocer cómo viven estas tribus al margen del resto de Etiopía, con sus propias normas y estructuras y sin reconocer fronteras o autoridades ajenas a ellas, cosa que el Estado tolera sin problema puesto que no suponen una amenaza para el Gobierno. 

DORZE:

Fue la primera tribu que visitamos y una de las que mas me gustó. El poblado que visitamos estaba muy cerca de Arba Minch, y lo tenían muy bien montado para enseñar a los turistas su cultura y tradiciones, quizás por esa proximidad a la ciudad y por ser uno de los más desarrollados que visitamos.

Los Dorze son conocidos por su habilidad con el telar y por sus construcciones: cabañas con forma de cabeza de elefante hechas de cañas trenzadas que pueden desplazarse si es necesario. Además, cuando las termitas las atacan , cortan la parte baja afectada y siguen usando la cabaña, sólo que esta será más bajita y pequeña cada vez.


Lo primero que hicimos fue visitar una cabaña de muestra que tienen para ese propósito, nos hablaron de sus actividades económicas principales, nos enseñaron las calabazas donde beben la cerveza casera, y la distribución de las camas y la cocina dentro de la cabaña.

Luego unas señoras intentaron enseñarnos a hilar el algodón, aunque no fuimos capaces. Lo que si se nos dió mejor fue raspar el tallo de una planta llamada "falso banano" para extraer la pulpa con la que una vez fermentada, se hace una torta que, por supuesto, pudimos probar.


También visitamos los telares de una especie de cooperativa que tienen montada. Lo de tejer, al parecer, es tarea de los hombres. 



Desde luego, estuvimos muy cómodos, aprendimos mucho y, además, en esta tribu no había que pagar por las fotos, así que nadie nos acosaba. Hay un lodge en el poblado y puedes quedarte a dormir en una cabaña tradicional. Una pena que nosotros tuviésemos que volver a Arba Minch, me hubiese encantado dormir allí.

KONSO:

El poblado que visitamos está en un paraje precioso, con unas barranqueras de arcilla roja erosionada por el agua y el viento que impresionan.


Los Konso construyen sus cabañas con madera y paja, pero, además, cada familia cerca sus viviendas. Los poblados también cuentan con varias murallas de piedra concéntricas para defenderse de eventuales enemigos. Da la sensación de estar realmente en un lugar muy fortificado a pesar de lo rudimentario de las construcciones.


Nos llamó la atención que cada poblado cuenta con varias cabañas comunitarias donde la gente se reúne a discutir las decisiones importantes (aunque la jefatura de los poblados se hereda dentro de la misma familia). Estas cabañas también son lugares de encuentro para que los vecinos charlen de sus cosas y, sobre todo, es donde duermen los jóvenes (más bien niños, creo que a partir de los 12 años). La idea de que duerman todos juntos es que puedan actuar rápidamente en caso de que la tribu les necesite, por ejemplo, si se desata un incendio y tienen que apagarlo o si alguien se pone enfermo y hay que llevarlo hasta una ciudad donde un médico le pueda atender.

Cada 18 años los jóvenes levantan un poste hecho con palos muy altos que representa una nueva generación y los chicos tienen que probar que son suficientemente mayores para casarse levantando una piedra en una ceremonia ante testigos y los amigos de ambas familias. Si logran levantar la piedra por encima de su cabeza, hay boda, si no, deberán esperar. 

Poste que representa una generación.
Esta tribu es conocida por los wakas, las tallas de madera que realizan para representar a los ancestros muertos que tuvieron responsabilidades políticas o demostraron especial valor en la batalla o en la caza. Por desgracia, muchas de estas estatuillas han sido robadas, así que ahora las pocas que quedan están en un museo y sólo guardan versiones modernas en algunos patios, así que no vimos muchas, lo que si pudimos ver fueron la especie de vasijas con las que rematan los tejados de paja de sus cabañas.


Estuvimos toda la visita rodeados de niños, pero no nos pedían fotos (aunque si nos pedían caramelos en todos los idiomas imaginables), eran encantadores, pero la mayoría tenían la barriguita hinchada, probablemente por la malnutrición o por parásitos intestinales muy habituales allí. La verdad es que siempre salias de las tribus con una sensación un poco amarga al constatar la pobreza y problemas a los que se enfrentan.

Detrás de los niños podéis ver alguna de las pocas wakas que pudimos ver

MURSI

Son probablemente la tribu más conocida, ya que las mujeres cortan sus orejas y, sobre todo, su labio inferior, para dilatarlo insertándose unos "platos" de cerámica. Es una práctica que surgió para afearse y evitar ser convertida en esclava pero, al parecer, la dilatación es ahora considerada bella. Las mujeres casi nunca llevan el disco puesto (debe ser incomodísimo) y, afortunadamente vimos que la mayoría de chicas jovencitas no se habían cortado el labio (según nos dijeron son libres para decidir si lo hacen o el diámetro de su plato). 


Es una de las tribus más belicosa, siempre está en guerra con sus vecinos por el ganado (cuanto más mejor, aunque las vacas estén escuálidas), de hecho son los únicos que vimos con AK-47 y a la única a la que te escolta un soldado. Nos comentaron que no suele visitarse por la tarde, ya que corres el riesgo de que los hombres estén borrachos (al parecer, un Mursi borracho no es un borracho simpático) y que hacia poco habían matado al soldado que escoltaba a los turistas porque era de una tribu enemiga. 

Muchas no llevan el labio dilatado.
La verdad es que disfruté más el camino al poblado que el poblado en si. Por el camino veías a los pastores que iban a su aire, pero una vez en la tribu todo el mundo se abalanzó a nosotros pidiéndonos fotos. Y por si su actitud y lenguaje corporal no era suficientemente amenazantes y agobiante, sólo diré que  no mola que un chaval de 12 años con un Kalasnikov te insista para tomarle una foto que no quieres hacer. Finalmente descubrimos que si nos quedábamos al lado de un hombre mayor que debía ser el jefe de la tribu no se acercaban y nos quedamos todo el rato con él, porque esta visita fue realmente incómoda.

KEY AFAR ( HAMER, BENNA, TSEMAI)

En este pueblo se celebra un importante mercado, y los mercados son visitas muy interesantes puesto que, aunque se te van a pegar algunos chavales a ver si les das dinero a cambio de una foto, en general la gente va a hacer sus negocios e ignora bastante a los turistas, por lo que es una gran oportunidad para ver la vida real del valle.

faldas tradicionales mezcladas con camisetas occidentales
La mayoría de los asistentes al mercado son Hamer, Benna y Tsemai, que se caracterizan por su peinado, de trencitas empapadas en ocre y sus cinturones y pulseras de cuentas de colores. Bueno, y por la faldita corta que llevan los hombres, que a mi me encantó.

En el mercado pudimos ver los distintos cereales y vegetales que comen, aunque también había una zona de ropa occidental, otra de menaje y cacharros varios o incluso de souvenirs. La verdad es que yo aquí toqué fondo en lo que a gastroenteritis se refiere, pero había tanto movimiento que aún así lo disfruté.


Luego nos ofrecieron ver una ceremonia de bull jumping. Se trata de la ceremonia que marca el paso a la edad adulta de los Hamer. Antes se celebraba anualmente, pero ahora se hace a menudo como atracción turística. Consiste básicamente en colocar las vacas en fila y que los jóvenes crucen de un lado a otro de la hilera corriendo sobre sus lomos. Mientras tanto las mujeres prueban su fortaleza siendo azotadas con látigos o varas. Si, así, como suena, cuantas más marcas tengan, mas apreciadas como esposa serán.

Por supuesto no estoy dispuesta a pagar una entrada a un "espectáculo" que consiste en azotar a un ser humano, hay costumbres que son una barbaridad y que tienen que desaparecer. Sobre el papel muchas de estas prácticas (lucha con palos para probar la virilidad de los Mursi, azotes a las mujeres, etc) están prohibidas, pero, como os he dicho, las tribus van a su rollo y viven al margen de la ley del Estado, así que mientras los turistas paguen por verlo seguirán existiendo.

OMORATE (DASENECH)

Esta tribu también me impresionó mucho. Para llegar a ella hay que cruzar un río bastante impresionante (el Omo), sin embargo, el poblado está en una llanura polvorienta y seca donde no crece nada.


Me llamó la atención que, a pesar de haber agua cerca, todo fuese tan árido. Además, se trata de una de las tribus más pobres y eso se nota en las cabañas donde viven, hechas de chapas de desecho (que se deben recalentar cosa mala) y cuatro ramas.


Pasamos un buen rato en el poblado, y aunque al principio todo el mundo nos pedía que les fotografiásemos, poco a poco y tras hacer unas cuantas fotos la multitud que nos rodeaba se disipó y pudimos ver el poblado algo mas tranquilos. 

Nunca sabré si realmente limpiaba el maiz o sólo posaba

En esta tribu conocimos a una señora que había tenido gemelos tres días antes. Me hizo pensar en mis amigas con niños, bueno, en todas las mujeres occidentales, imaginaos que tenéis que dar a luz en una de esas cabañas y pasar vuestro (corto) periodo de descanso post parto sentadas en un suelo polvoriento con dos bebés minúsculos...se nos caería el mundo encima.

Reutilización de chapas para hacer tocados.
Como en otras tribus, los hombres a menudo se hacen escarificaciones y llevan un peinado muy original. Es una especie de moño decorado con arcillas de colores. 



Por la tarde visitamos otro poblado, esta vez Benna  que creo que fue el que más me gustó.

No era muy turístico, así que cuando llegamos no había casi nadie. Poco a poco los habitantes empezaron a regresar del campo.


Un grupo de niños nos vio a lo lejos y vinieron corriendo y gritando emocionados a nuestro encuentro ("faranjis, faranjis, han venido faranjis"), pero cuando estaban a unos 10 metros se pararon en seco...no estaban tan acostumbrados a interactuar con turistas y les entró vergüenza. Poco a poco se les fue pasando y estuvimos jugando. Me tocaban y pellizcaban las manos de forma muy distinta a en otros poblados, creo que era porque, aunque no eramos los únicos blancos que habían visto, aún tenían curiosidad por nosotros. 


Por cierto, en esta tribu nos parecieron bellisimos y nos trataron fenomenal, hasta nos invitaron a una infusión de hojas de café.


KARO

El poblado que visitamos está en lo alto de un meandro del río Omo y tiene unas vistas fantásticas. 

Los hombres también se hacen moños con arcilla y para no estropearlo cuando duermen apoyan la cabeza en unos mini taburetes tallados en madera que llevan siempre con sigo para sentarse o dormir en cualquier sitio

Mini silla/almohada
La visita fue bastante agradable a pesar del acoso por las fotos. Creo que la clave es que ya estábamos más acostumbrados y teníamos más tablas para enfrentarnos a la situación. 


Los Karo se caracterizan por las pinturas corporales con barro blanco, pero también usan otras cosas para adornarse, como plumas o flores, De hecho, estuve haciendo unas coronas de flores con unas niñas y me lo pasé estupendamente.


ARBA MINCH

Es la ciudad desde a que empezamos y en la que acabamos nuestro tour. Es una ciudad bastante más grande que los pueblos de alrededor donde nos alojamos (Jinka, Turmi, etc) y está en un valle entre dos lagos preciosos: Chamo y Abaya.

Nos alojamos en el Paradise Lodge, que está encaramado en una colina y tiene unas vistas espectaculares. Además los bungalows son magníficos, muy cómodos y no rompen la estética del paisaje. Si podéis quedaros allí os lo recomiendo.

Además de estar a un tiro de piedra de Dorze, el principal atractivo de Arba Minch son los lagos, donde puedes ver muchos pájaros, pero también cocodrilos e hipopótamos. De hecho, nos despedimos del sur con una vueltecita en barco por el crocodile market, que no es un mercado, si no la zona del lago Chamo donde más cocodrilos se pueden ver.


La verdad es que a lo largo del viaje, cuando pasábamos con el 4x4 por los caminos polvorientos muchas veces me pregunté si no seriamos en realidad una molestia más que un vector de desarrollo para las tribus que usan esos mismos caminos, a los que dejábamos envueltos en polvo y que se arriesgan a ser atropellados (ello o su ganado). Aquí me pasó lo mismo. los pescadores usan canoas minúsculas y supongo que las olas y los motores de las lanchas de los turistas les molestan y espantan los peces. Y no creo que a los hipopótamos les haga mucha gracia tampoco. A veces el turismo es un problema y odio cuando no sé cual es la decisión correcta, en algunos momentos del viaje pensé que no estábamos siendo "buenos" por lo que creo que para la próxima me voy a informar mucho más sobre reglas básicas de turismo responsable. Si tenéis consejos o información al respecto, me vendría muy bien!


En definitiva, la experiencia de South Omo fue interesante, pero a veces costaba no sentirse dentro de un espectáculo, para enterarse de la realidad de estas gentes en necesario hacer muchas preguntas, llevar un buen guía, leer entre lineas y no quedarse sólo en la puesta en escena para las fotos.

Y con esta entrada larguísima, acabo mi relato sobre nuestras vacaciones en Etiopía, un país desconocido pero muy interesante. Si tenéis cualquier duda o queréis más información no dudéis en mandarme un mail.

Y, por favor, dejadme vuestras impresiones en los comentarios.











1 comentario:

Irene dijo...

Helena, muy interesante tu post, te entiendo. Me pasó lo mismo cuando tuve la oportunidad de ir a conocer un poblado Masai, aunque ellos no pedían dinero por fotos... Sí que era un teatrillo para turistas...
Y ahora, de los pocos días que estuve en Camboya, también me quedé mal, porque en las entradas a todos los templos (a casi todos), tenías un aluvión de señoras vendiendo cosas, que eran pesadas, pero bueno... Primero un "No, thanks" y ante su insistencia ignorándolas desistían. Lo que de verdad dolía eran los niños, intentando venderte cualquier cosa, "one dollar, one dollar", poniendo carita de penita y vocecita dulce y suave... Muchos tienen los discursos en cualquier idioma, así que también tenías el "señora un dolar, querer comprar?"
Luego se daban la vuelta, cuando creían no ser vistos, ya hablaban normal, a gritos, entre ellos o con sus madres.
Les han enseñado, si lo haces así das penita y te dan dinero... Pregunté por la escolarización, y no me creo a respuesta... Que como los niños tienen que ayudar con dinero en casa, los coles son por la tarde, porque por las mañanas les toca ir a por los turistas... Pero yo creo que ni mañana, ni tarde ni noche...

Lo que más me dolía ya no era ver a un niño de 3 o 4 años diciendo "one dollar, one dollar", era ver como los turistas retroalimentaban la situación. Le dije a una de mis acompañantes mi opinión, que si compramos cosas por pena, seguirán haciéndolo, y no entendió mi razonamiento, así que es doloroso pensar que lejos de mejorar la situación, irá a peor...